Noruega blanca
Noruega en invierno se transforma. Los días se acortan, los paisajes de tiñen de blanco, y las multitudes de turistas desaparecen. El clima se vuelve agreste, y recuerda la naturaleza salvaje de este territorio, que se extiende más allá del Círculo Polar Ártico.
Noruega es inabarcable. Se necesitan meses y meses para conocer todos sus rincones. Esta galería es sólo un pequeño aperitivo de algunos lugares mágicos de este país: los Fiordos Noruegos, el Parque Nacional Dovrefjell, las Islas Lofoten y la Isla de Senja. Días con pocas horas de luz, entre paisajes silenciosos y montañas verticales. Y noches de frío y mucha emoción, esperando la aurora boreal.
Aunque lo más famoso del pueble de Hamnoy sean sus pequeñas casas de pescadores y la montaña Festhaeltinden al fondo, el paisaje es cautivador en todas las direcciones.
Abetos en la Isla de Senja cubierto de nieve.
Caen pequeños copos de nieve mientras contemplo la verticalidad y dimensiones de las paredes que envuelven el fiordo Geiranger. Un paisaje sublime.
Los fiordos Aurlandsfjord y Nærøyfjord son los brazos del Sognefjord de naturaleza más pura y espectacular. En invierno, algunos grupos de orcas se adentran aquí para cazar marsopas y focas.
El Parque Nacional Hardangervidda, situado en una región alpina única, es el parque nacional más grande de Noruega y tiene la meseta montañosa más grande del norte de Europa. Esta meseta es el hogar del rebaño más grande de renos salvajes, así como de otras especies vulnerables como el zorro ártico. Durante el invierno, la nieve y el viento transforman este paisaje, convirtiéndolo en un territorio salvaje e inhóspito.
En Noruega hay montañas preciosas que no tienen nombres conocidos. Lagos que pasan desapercibidos. Y paisajes por los que es posible andar sin encontrarse a nadie.
La playa Ytresand es una de las más salvajes de las Islas Lofoten.
El entorno del pueblo de Olden.
Por encima del círculo polar ártico la nieve llega a las playas y se encuentra con el mar. Playa Ravika, Islas Lofoten.
Conduciendo bajo un temporal de nieve. El campo de visión de reduce. Todo es blanco.
En las montañas de Dovrefjell, los bueyes almizcleros deben soportar estas duras condiciones durante todo el invierno. Son animales perfectamente adaptados a la crudeza de este clima.
Los bueyes almizcleros son los supervivientes de la tundra. Ya existían durante la Edad de Hielo, junto con los mamuts o los rinocerontes lanudos.
Dos bueyes almizcleros miden sus fuerzas chocando las cabezas. Parque Nacional Dovrefjell-Sunndalsfjella.
La meseta del Parque Nacional Hardangervidda, el más gran de Noruega, queda cubierta de nieve en invierno. Es un buen momento para intentar seguir la pista a las manadas de renos salvajes que viven en este parque nacional.
Parque Nacional de Anderdalen en la Isla de Senja.
Las montañas que rodean el fiordo Hjørundfjorden, vistas desde Urke.
Pisar la nieve recién caída es una de las mejores sensaciones.
Escenas del cambio climático. Hace una década el Glaciar Briksdal llegaba hasta el lago. Ahora están separados por más de 100 metros.
Un corzo en los prados nevados del centro de Noruega, cerca del Parque Nacional Dovrefjell-Sunndalsfjella
Parque Nacional Dovrefjell-Sunndalsfjella
Una de las postales más bonitas de las Islas Lofoten. El pueblo de pescadores de Reine.
Reine bajo la danza de la aurora boreal.