Para mí la fotografía de naturaleza y viajes es una oportunidad de sentirme vivo. En paz. Conectado con el presente. Es emocionarme buscando un amanecer soñado en la montaña, sentir la fuerza del océano mientras espero el salto de una ballena o quedar empapado por la humedad de la selva mientras observo a un perezoso.

La fotografía me ha permitido apreciar y admirar la vida animal de una manera que nunca habría podido hacer simplemente observando.

Me gusta buscar fotografías auténticas, que expliquen historias. Priorizo las experiencias ante las fotografías técnicamente perfectas. Por eso me apasiona adentrarme en los climas árticos, donde las ventiscas quitan nitidez a las fotografías a cambio de transmitir frío, potencia y misterio. Me gusta caminar al amanecer entre los bosques del Pirineo, buscando el misterio de los sonidos y sombras de los árboles. Y sueño diariamente con fotografiar a los felinos del mundo. Para mí, no hay nada que transmita más que la mirada de un felino.

Me preocupa enormemente la crisis climática y de biodiversidad que vivimos actualmente. Pero al mismo tiempo confío en el poder de las pequeñas acciones y en la capacidad transformadora de los viajes y la fotografía. Sé que mis fotos no son las mejores, ni son perfectas. Pero sueño en que las historias que cuentan, que cuento, sirvan para concienciar sobre la necesidad de proteger los espacios naturales del mundo. No busco nada más que acercar la naturaleza a otras personas, para que la conozcan, la valoren y aprecien. Para que quieran protegerla.