Dovrefjell, el hogar del buey almizclero

El Parque Nacional Dovrefjell-Sunndalsfjella es el único hogar del continente Europeo de un animal que ya existía durante la era glaciar. Un mamífero legendario: el buey almizclero.

Mientras avanzo sobre una capa de nieve, a -10ºC, analizo el horizonte en busca de algún punto negro en movimiento. Tengo que aprovechar los momentos en los que la ventisca amaina. Cuando empieza a nevar y sopla el viento, todo el paisaje se transforma en un lienzo blanco.

Después de una pequeña subida los veo. Un grupo de bueyes almizcleros. Hay algunas crías. Algunos están comiendo y otros tumbados. Para mí es una prioridad no molestarlos. En invierno, el clima en la tundra es muy agreste y duro. Hay temporadas en las que estos mamíferos pierden casi la mitad de su peso. Por eso, no quiero asustarlos y que gasten energía innecesariamente por mi culpa.

Me acerco lentamente. Mientras voy revisando su comportamiento. Mientras sigan comiendo y tumbados, ignorándome, significa que mi presencia no les asusta. Cuando ya estoy a una distancia suficientemente buena, me tumbo en la nieve y empiezo a hacer fotos. Con la emoción he dejado de tener frío.

Me impresiona pensar que estos majestuosos mamíferos ya existían durante la Edad de Hielo, y convivían con animales tan icónicos como los mamuts. Una muestra de su gran resistencia y adaptación al clima de la tundra. Únicamente la caza descontrolada de bueyes almizcleros estuvo a punto de provocar la extinción de esta especie a finales del siglo XIX. En el continente europeo desapareció. Y no fue hasta el año 1932 cuando llegaron de nuevo, cuando diez ejemplares de Groenlandia fueron llevados a las montañas de Dovrefjell. Con la intención de que recuperasen un territorio que no deberían haber perdido nunca.

Actualmente hay más de doscientos ejemplares de buey almizclero en Noruega. Aunque su futuro es incierto. El cambio climático puede ser devastador para esta especie, con la exacerbación del ya extremo clima de los ecosistemas que habita.

Cuando empieza a nevar y a soplar el viento, todos los bueyes se juntan y se tumban al suelo. Les espera una dura noche de invierno. También ha llegado mi momento de volver hacia el coche. Antes de que el sol se esconda y la temperatura caiga todavía más.

Amanecer en el Parque Nacional Dovrefjell-Sunndalsfjella.

 

Los bueyes almizcleros son incapaces de romper el hielo. Necesitan encontrar zonas de hierba cubiertas únicamente por la nieve, que apartan utilizando sus gruesas patas.

 

Durante la época del celo, los machos de buey almizclero compiten chocando sus cabezas. El más fuerte conseguirá un harem de unos seis hembras. En invierno, a veces también chocan sus cabezas. Se desconoce el motivo.

 

Un grupo de bueyes almizcleros comiendo. A medida que la nieve cubre el paisaje lo tendrán más difícil para obtener comida.

 

El tupido pelaje de estos animales les brinda protección contra las temperaturas extremas. Consta de dos capas que ayudan a retener el calor. La capa interna es densa y está compuesta por pelos cortos y finos que están bien adheridos entre sí. La capa externa, por su parte, está formada por pelos largos, gruesos, suaves y lanosos.

 

Las crías de buey almizclero siempre están acompañadas por algunos adultos. Su mayor depredador es el lobo, aunque en Dovrefjell no hay ninguna población estable.

 

Un corzo en los prados que rodean el Parque Nacional Dovrefjell-Sunndalsfjella.

 

Amanece en las montañas de Dovrefjell. Todo está congelado.

 

Algunos días la luz del sol puede colarse entre las nubes. Entonces el paisaje de tiñe de magia.

 

El viento sopla, levantando nieve constantemente.

 

Los bueyes almizcleros esperan estoicamente a que la ventisca pase. Su cara y lomo se va cubriendo de nieve poco a poco.

 

A estos animales se le llama «almizcleros» debido a que el macho tiene una glándula que emite un fuerte aroma similar al almizcle durante su época de celo.

 

Fotografiar en la tundra durante el invierno puede ser un verdadero desafío. Las ráfagas de viento levantan la nieve y el campo de visión se reduce muchísimo.

 

El nombre de los bueyes almizcleros puede llevar a confusión. Pertenecen a la subfamilia «Caprinae», por lo que son más cercanos a las cabras u ovejas que a los bueyes, bisontes o búfalos.

 

Los montículos de rocas en Dovrefjell son muy útiles para orientarse. A causa del frío es fácil quedarse sin batería en el GPS o móvil.

 

El oscuro pelaje de los bueyes almizcleros contraste con el blanco de la nieve.

 

En Dovrefjell no sólo hay bueyes almizcleros. También es el hogar de renos, alces, zorros árticos, perdices nivales y liebres árticas (como la de la foto).